jueves, 23 de abril de 2020

Un día del libro realmene raro...

Este es el Sant Jordi / día del libro más raro de nuestras vidas. Todos confinados y sin posibilidad de ir a por nuestro libro soñado. Pero, por suerte para algunos, los libros siguen ahí... 


Pero procuremos no olvidar que las sabias palabras de Ray Bradbury en Fahrenheit 451...


... así que en esta realidad (que hace unos meses nos hubiera parecido una enorme distopía) leamos, aprendamos y sepamos... 


domingo, 19 de abril de 2020

Defender la alegría...

 
... ¿puede ser una manera de conseguir la felicidad?  

Ahora que estamos en confinamiento por el COVID-19 se escuchan muchas voces diciendo que nuestra vida no volverá a ser la que era antes... 

Me cuesta mucho imaginar la vida de otra manera, a veces hasta me cuesta creer que lo que estamos viviendo sea real...

Lo que sí tengo claro es que si nuestro modo de vida cambia ojalá nos unamos para defender la alegría para todo el mundo, no sólo para unos pocos...


Defensa de la alegría de Mario Benedetti

"Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardíacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría. "

martes, 14 de abril de 2020

La felicidad...


Se han escrito tantos textos y canciones sobre la felicidad que no sé muy bien si esta entrada va a aportar algo nuevo o únicamente servirá para reescribir viejas ideas. En este mismo blog hay diferentes entradas sobre distintos aspectos sobre la felicidad y eso sin obviar que está basado sobre dos de las cosas que me aportan felicidad: los libros y la música.


Al elegir el texto de hoy he pensado en la frase de Ortega y Gasset " yo soy yo y mis circunstancias". Podría modificarse a "yo soy feliz/infeliz pese a mis circunstancias" para reflejar como influye la personalidad en la felicidad de una persona.

En este sentido, me siento afortunada. Mi frase sería "yo soy feliz pese a mis circunstancias". Eso no quiere decir que siempre me vaya todo bien, ni mucho menos! De hecho en este mismo blog tengo entradas muy tristes, desesperadas y angustiadas. Empecé a escribir este blog en uno de los momentos más oscuros e infelices de mi vida, y creo que fue después de pasar ese momento cuando me cambió el "chip" y decidí buscar la felicidad en cualquier rincón pese a que a primera vista estuviera escondida.

Son muchas las "cosas" que nos pueden dar felicidad: un atardecer, la música, una tarde soleada, un sabor que nos guste, un texto, aprender algo nuevo... Y ya no hablemos de las personas... una caricia, un abrazo, compartir un par de tazas de café con alguien querido...  Me siento afortunada con mi lista de "aportadores" de felicidad, son mi tesoro más preciado.

¿Y el dinero? ¿Es portador de felicidad? Yo creo que deberíamos dividir a los humanos en dos tipos. Los que necesitan muchas cosas materiales para ser felices y los que no. Si releéis el párrafo anterior he entrecomillado la palabra cosas porque no he puesto ninguna cosa material. Lo que me hace feliz no vale dinero o vale, relativamente, poco (como lo que cuesta tomar un café, un libro, ir al cine, al teatro...)... Me siento afortunada por no tener necesidad de coches carísimos, de ropa de marca, restaurantes muy caros... 



La felicidad (fragmento) de Heinrich Laube

"Cuando despertó al alba, los rayos del sol lucían radiantes, mitigado su cálido efecto por una refrescante y pertinaz llovizna, mientras las alondras pululaban por doquier y en la senda un granjero entonaba una melodía y se sentía salvajemente dichoso.
Un coche deambulaba en dirección a Viena. No recordaba haber dicho nada en relación a dónde quería ir, sin embargo le era indiferente. Quizás nunca pudo imaginarse que llegaría a estar tan lejos de Praga, a pesar de las veleidades del pensamiento que podían ser muy tortuosas. Realmente, desconocía su futuro y no quería saber nada acerca del mismo. Ni siquiera pensó en el dinero, aunque fuera éste quien había propiciado su infelicidad de antaño. "

viernes, 10 de abril de 2020

10 años...



...¡Y parece que fue ayer! 

Llevo días reflexionando sobre el paso del tiempo, sobre este blog, sobre mi momento actual, sobre si volver a escribir aquí... He releído muchas de las entradas de este blog. Algunas me han hecho llorar, con otras he reído y otras me han hecho pensar en lo equivocada que estaba en ese momento...



Hoy se cumplen 10 años... pero no desde que empecé a escribir este blog (fecha que me pasó inadvertida). Tampoco desde que me separé y dejé mi casa (increíblemente esa fecha también me pasó inadvertida...). Tal día como hoy hace 10 años llegué a Ferrol y no he podido evitar preguntarme... ¿porqué es la fecha que recuerdo y a la que le doy mayor importancia?

El día 9 de abril de 2010 publiqué una entrada titulada: "Hoy empieza mi regalo..." Recuerdo cuando la escribí, en el tren camino a Galicia, ni siquiera había salido aún de Barcelona. Me iba con mucho miedo de emprender un viaje que yo creía que duraba unas 15 horas pero que, en realidad, todavía no ha acabado... Con miedo a dejar atrás una ciudad que conocía, que ya era mi ciudad. Familia y amigos que me arropaban si me pasaba algo... 

Creo que pisar Ferrol fue algo que cambió mi manera de ser. En ese momento asumí lo valiente que podía llegar a ser porque me enfrenté a todos mis miedos. Entrar de nuevo en un piso vació después de más de 10 años de haber estado viviendo con mi exmarido me daba terror y lo que encontré fue alegría  y paz. Estaba decidida a volver a aprender a vivir sola y descubrí que podía volver a vivir la alegría del amor y la amistad sin perderme a mí misma. 

No todo ha sido un camino de rosas en estos 10 años... Haciendo un balance de ellos creo que lo peor han sido los momentos en los que he creído que volvía a perderme, que volvía a ahogarme. He padecido el acoso de un tarado, la pérdida de amistades que jamás creía que perdería, volver a empezar de nuevo tras el "parón" de Ferrol (nuevo trabajo, volver a mi ciudad después de más de 20 años de estar fuera,...). He tenido que colocar y recolocar un montón de cosas dentro de mí... y se que lo tendré que seguir haciendo mientras viva... Pero... lo que despertó en mí hace 10 años ha podido sobrevivir y eso me hace más fuerte. 

Ahora mismo no estoy viviendo un momento precisamente apacible. Si habéis leído las últimas entradas sabréis que habíamos abierto un negocio y finalmente no ha funcionado, no llegó la ansiada luz al final del túnel. De hecho, aún estamos metidos hasta el cuello en el fango por el tema pero, aunque angustiada por lo económico, en lo personal sigo sintiendo paz. 

Una paz que hace 10 años me parecía imposible conseguir. Una paz que en muchos momentos  durante estos 10 años he creído que perdía pero que ha sobrevivido. 

Por todo esto hoy comparto con vosotros un poema de Rosalía de Castro. Poema que, para mí, explica este paso del tiempo asumiendo los momentos buenos y malos de la vida. Porque lo que somos es gracias a esos momentos, a los buenos y a los malos. Evitar los malos es imposible, lo importante es aprender de ellos. Dejar que todos y cada uno de ellos nos dejen rastro en el alma es lo que nos hace ser como somos y pobres de los que intenten borrar los malos recuerdos para quedarse sólo con los buenos porque, como dice la frase del poeta y filósofo Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana...

“Quién olvida su historia esta condenado a repetirla”



Hora tras hora, día tras día...de Rosalía de Castro

"Hora tras hora, día tras día,
entre el cielo y la tierra que quedan
eternos vigías,
como torrente que se despeña,
pasa la vida.

Devolvedle a la flor su perfume
después de marchita;
de las ondas que besan la playa
y que una tras otra besándola expiran.
Recoged los rumores, las quejas,
y en planchas de bronce grabad su armonía.

Tiempos que fueron, llantos y risas,
negros tormentos, dulces mentiras,
¡ay!, ¿en dónde su rastro dejaron,
en dónde, alma mía? "