viernes, 30 de junio de 2017

Coming home...

Hace mucho que no pasaba por este rinconcito para escribir...¡Cuánto me ayudó en su día este blog! ¿Vuelvo a necesitar esa ayuda? No de la misma manera, pero una ayuda nunca viene mal. 

Ahora mi vida es muy diferente, pero añoro el pasar por aquí de vez en cuando a expresar mis sentimientos. Aunque no tenga los mismos motivos que me llevaron hasta aquí la primera vez, no he dejado de recurrir a mis libros y otros activos para superar esos momentos en los que algo te desborda. Momentos que casi todos tenemos en nuestro día a día. 

Hace año y medio mi vida personal y laboral dio un giro de 180º. Volví a vivir en pareja, aunque es tan distinto de lo que había vivido que a veces me parece como si realmente fuera la primera vez que comparto mi vida con otra persona. 

Por otro lado, y al mismo tiempo, emprendimos un negocio juntos, como socios. Los inicios han sido, y aún están siendo, duros (aunque ya vamos viendo la luz al final del túnel). Cuando empiezas un negocio desde cero debes tener claro que pocos van a ayudarte (aunque nosotros hemos tenido y tenemos una gran ayuda por parte de nuestras familias) pero para de contar... Todas las instituciones parece que están esperando a que la cosa te vaya mal... Antes de que tengas un mínimo beneficio te asfixian a pagar impuestos (no sea que ellos no saquen tajada). Y digo que ellos saquen tajada porque tal y como está la situación es para lo que creo que sirven nuestros impuestos, pero eso será un desahogo para otro día... Hoy quiero escribir sobre mi situación ahora. Llevamos año y medio luchando día a día y hay momentos desesperantes. Se debe ser perseverante, tolerante con tus propios errores (que, al principio, son muchos) y no queda otra que asumir algunos riesgos... pero cuando ves que cada día sumas ventas y que tus clientes vuelven satisfechos te das cuenta de que está valiendo la pena. 

Hay una canción que me encanta titulada "Una finestra al mar" . Debo decir que Lluís Llach es uno de mis autores preferidos. Esta canción mezcla dos músicas diferentes con letras muy distintas. La primera es plácida, da paz. Habla de una ventana al mar por donde puedes ver ese paisaje de paz que todo el mundo busca. Una ventana por donde poder escaparte cuando la vida te supera. La segunda empieza angustiosa, con preguntas y poco a poco se calma para volver a enlazar con la melodía inicial. Me parece como lo que estoy viviendo ahora... una vida en calma, una existencia pacífica rebosante de amor donde aparece la angustia y el miedo cuando llega una factura que no esperábamos o un cliente no queda contento... 

Por eso vuelvo aquí a recurrir a mis activos para superar esos momentos.

El primer texto que os comparto es de Michael Ende. He pasado muchas tardes enganchada a mis libros, y espero pasar muchas más. 


La historia interminable (fragmento) de Michael Ende 
"Quien no haya pasado tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado... Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito... Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acaba y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido."